viernes, diciembre 12, 2003

sáquenme de aquí!

Hoy ha sido un día eternamente largo. Difícil además. Muchas emociones encontradas, pensamientos radicales, obsesión e indiferencia entrelazadas.

Tengo muchos planes acabados de trazar en la cabeza. Algunos de ellos preferiría no hacerlos porque van a causar mucho daño, pero por otra parte debería, solo por probar que tengo razón.

Completé el programa del resúmen del año y para mi sorpresa me quedé corto. Esto me dió un espacio para ponerme creativo y rellenar con algunas cositas más que le dieron un mejor sabor al día.

Black Cherry de Goldfrapp me acompañó durante una mañana con frío. Un frío que emanaba de mí causado por el estado de ánimo. Entre las salidas de la oficina, la idea de ingeniarme cómo iba a hacer un programa sobre el concierto de Lucecita, cigarrillos sin filtro uno detrás del otro y unas ganas de estallar y dejar salir lo que pienso y siento...llegó el mediodía.

Y entonces las cosas fueron mas livianas.

Ahora me doy cuenta de que estoy más sereno, aunque en realidad me siento igual.

Solo que ahora ya no me importa saber nada, voy a hacer lo que me dicte el impulso y el sentido común, procurando hacerme el menor daño posible.

Muy posiblemente voy a crear un caos en mi vida solo por ver si la inercia al balance es tan fuerte como la frustración, desesperanza y desolación que siento.

Si es así, tenía toda la razón. Si no, ya no me importa. Me apego a la ley de causa y efecto sin reparo. ¿Qué más podría salir mal?

Panchón me lo dijo hoy: Solo tomando riesgos es que valen la pena las cosas.

Por lo pronto aquí estoy, donde siempre, aparentemente como siempre... esperando que algo suceda para poder entonces romper la línea de lo rutinario. Es fín de semana, a lo mejor algo sucede con mayores posibilidades esta noche... y si no, tampoco me importa.

Pero si alguien me escucha... por favor sáquenme de aquí.

Si debo estar molesto, es conmigo.

De repente apareció un efecto secundario que tiene un delay de 1 año, 4 meses y 2 días. Es el tiempo que me tomó darme cuenta de que los efectos y consecuencias de las decisiones tomadas, tarde o temprano se hacen presentes.

¿Porqué es tan complicado sentirse bien?

Las buenas noticias se vuelven amargas, el panorama de un nuevo escenario se ve deteriorado, gastado, podrido, aún sin haber empezado.
De pronto me cuestiono qué se supone que significa mi existencia cuando en apariencia las cosas no han ido mal.

Lo que más me frustra es que justo cuando logro vencer la barrera tan grande que es el hermetismo de mi vulnerabilidad, es justo cuando estoy en medio de un desierto urbano donde todos están ahí y yo estoy de más.

O al menos me parece que es así. Cosa de percepción.

Lo único que siento que hice de provecho este año fue ir a ver a mi padre en el momento más angustiante de nuestras vidas como familia. Fue bueno volver a casa, estar con él, ayudarle a recuperarse, así como apoyarlo ahora desde donde estoy.

Pero cada vez se hace más presente una pregunta que en primer instancia quedó opacada por la necesidad de mantener la cordura y resolver la situación cuando todo sucedió: ¿Hubiese mi padre caído en coma si yo hubiese tomado otras decisiones?

Me aterra darle vueltas a esa respuesta.

Estoy haciendo el resúmen de lo mejor del año musicalmente hablando y esto para muchos podría ser solo una selección de tres horas de música.

Pero siempre he vivido cada nota sonora de mi vida con tal intensidad que se impregna al tiempo, a la memoria. Oír una canción me es tan fuerte como volver a un lugar, re encontrarse con alguien, vivir, revivir, sufrir, morir y resucitar. Me está afectando escuchar algunas cosas.

Este año también conocí al fruto del amor: mi sobrina Valentina, que es ahora la criatura más preciada en mi vida.

Y solo pienso en la relación de que esa bebé está aquí en el mundo y nuevamente me pregunto, ¿serían las cosas distintas para mí debido a las decisiones que tomé?

Yo sé perfectamente que el "hubiera" no existe, pero me está resultando difícil detener a la mente de procesar toda esta info en estos momentos.

Me siento solo, vacío, sin dirección, sentido ni propósito. Un ente fuera del Matrix.

Y sé que en cuestión de unos días esta sensación va a desaparecer y quedar olvidada, porque voy a encontrar una forma de evadirme o de ocupar la mente en algo más interesante y creativo pero ¿eso cambiará la realidad de las cosas? El no ver más un problema no significa que haya dejado de existir.

Las cosas que quiero pierden total valor y las que menos necesitaba antes ahora son la metadona que de súbito me pide el sistema. Mi tabla de valores respecto a mí está muy afectada.

Y mucho me temo que si intenti hacer algo al respecto, la situación va a volver a dar un giro de 180 para volver al inicio. Me conozco.

¿Porqué no puedo definir qué es exactamente lo que soy, lo que quiero, lo que soy capáz de lograr?

Quiero hacerme daño, sentir algo de dolor que contrarreste la anestecia de la indiferencia a las cosas que me parece deberían afectarme más o al menos debería saber exteriorizar.

El pasado es irrevocable, el presente no tiene sentido y el futuro que aparenta una buena trayectoria es solo una ilusión. Odio tener que estar consciente de esto, porque de otra forma seguiría viviendo un día a la vez sin preocuparme por esto.

Lo único que puedo conlcuír por el momento es que si a toda acción hay una reacción, es hora de enfrentar lo segundo. En silencio y sin reproches.
Ahora me toca a mí resentir los efectos de todas las cosas que he hecho mal en algún momento. Solo después del balance de los daños podré saber si tenía razón o no.

No se si esto es un grito de auxilio.... creo que más bien solo estoy tratando de decir que... me duele.

Creo que yo mismo provoqué que hoy me sienta así.


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